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viernes, 9 de diciembre de 2016

Una reflexión sobre el vídeo de Zorman

El asunto del vídeo de Zorman lleva varios días rondándome por la cabeza. Para quien no lo sepa, Zorman es un youtuber español que se hizo famoso porque hacía vídeos parodiando diversas tribus urbanas: “Yo soy cani”, “Yo soy rapero”, “Yo soy heavy”, etc. Ahora ha sacado un vídeo en la misma línea denominado “Yo soy feminista” donde, aconsejado por los prestigiosos filósofos de Forocoches, se mete con el feminismo sin ahorrarse ninguno de los argumentos cuñados habituales. Incluyendo el tema de que las feminazis llevan los pelos de colores. En serio.

Al hilo de todo esto me ha venido una reflexión. Aviso desde ya de que no tiene conclusión: me voy a limitar a escribir lo que he pensado, y luego cada quien que saque las consecuencias prácticas que quiera. También advierto de que sé perfectamente que el vídeo es humor, pero el humor se puede hacer de muchas maneras, y no es lo mismo reírse con que reírse de. De la misma forma, ver con humor los defectos de los grupos a los que uno pertenece no es igual que mofarse desde fuera. Hechas esas dos salvedades, vamos al lío.

En el siglo XXI, desde el poder (institucional, cultural, social) se envían mensajes que podrían calificarse de feministas. Desde pequeñitos asumimos como normales algunas de las reivindicaciones del feminismo. ¿Ejemplos? Que las instituciones celebren el 8 de marzo, que en los colegios se hagan actividades sobre la violencia de género, que se luche porque en los dibujos animados haya una representación equilibrada, que en los partidos políticos haya áreas de Igualdad, etc. Todas estas cosas están bien y, como digo, pueden calificarse de feministas.

Pero esto tiene una pega, y es que a la vez que estas instancias de poder asumen algunos de los contenidos del feminismo, lo desvirtúan. Desde todas estas instituciones tan importantes se lanza, como reivindicación principal, la igualdad entre hombres y mujeres. Esa es la idea que asumimos desde críos con todas estas campañas. El problema, claro, es que el feminismo no busca la igualdad de género. Cualquiera que se acerque un poco a este movimiento sabe que su objetivo es la liberación de la mujer de la opresión patriarcal. La igualdad de género es un correlato necesario de dicha emancipación, pero no el objetivo principal.

Hacer este desplazamiento (de “liberación de la mujer” a “igualdad”) tiene innegables ventajas prácticas. La primera de todas, que sirve para atraer a la gente. Se trata de un valor lo suficientemente positivo pero a la vez lo suficientemente maleable como para que todo el mundo pueda estar a favor. ¿Quién no apoya la igualdad, así, en abstracto? ¡Nadie! Todos creemos que la igualdad, la libertad, la paz, la solidaridad y las cosas bonitas son cosas por las que hay que luchar. El problema viene, claro, a la hora de definir qué significan.

Otra de las ventajas de hablar de igualdad es, precisamente, que se puede acceder al ámbito institucional, que tiene unos resortes inmensos para cambiar la realidad. En el Estado liberal, ninguna opción verdaderamente revolucionaria puede llegar al poder. Asumir el discurso de la igualdad permite que los poderes públicos implementen políticas necesarias, y que de hecho van en la dirección de la emancipación de la mujer. No hablo de campañas de concienciación, sino de leyes para luchar contra problemas reales como el techo de cristal o la violencia de género.

A cambio de estas ventajas tenemos un inconveniente importante: que se despolitiza la cuestión. Si hablamos de “liberación de la mujer” inmediatamente surgen preguntas de hondo calado político: ¿quién oprime a la mujer? ¿De qué formas? ¿Cómo cambia esa opresión en el tiempo y en el espacio? Si hablamos de “igualdad”, sin embargo, todas estas preguntas se diluyen. Atraemos a la gente y a las instituciones, sí, pero las atraemos a una idea que queda vacía de significado. La igualdad, en abstracto, no significa nada, y rápidamente se puede reconducir a una cuestión de problemas personales (“a mí no me dejan llorar y pago por entrar en las discotecas”) en vez de patrones sociales.

El vídeo de Zorman, por volver a nuestro tema, es parte de una cadena de cuestionamientos que tienen sentido desde el paradigma de la igualdad. Si las feministas buscan la igualdad, ¿por qué hacen espacios no mixtos y dicen que los hombres no podemos liderar los mixtos? ¿Por qué no se quejan de que los hombres paguemos por entrar en las discotecas? ¡Y a la Pepita la ascendieron por estar buena, y yo lloré por eso y me llamaron marica, eso es claramente una desigualdad que me perjudica! Estas preguntas pueden descartarse o responderse con facilidad si enfocamos el asunto desde la perspectiva de la liberación de la mujer, pero son bastante lógicas si asumimos que lo que busca el feminismo es la igualdad.

Una vez planteada la cuestión en estos términos, no tiene fácil salida. El oponente ya ha definido las reglas del debate. Si intentas salirte de ahí (“no, verás, es que el feminismo no busca exactamente la igualdad sino…”), tu adversario entrará por esa brecha antes de que puedas hacer mayores aclaraciones y te acusará de querer sojuzgar a los hombres. Pero si aceptas, como marco de la discusión, que el feminismo persigue la igualdad, es muy difícil responder a esas objeciones. Las feministas quedan, así, retratadas como personas contradictorias (“¡buscan la igualdad pero montan espacios no mixtos!”) y/o contrarias a valores fundamentales (“¡dice que no busca la igualdad!”) de las cuales es muy fácil burlarse… que es justo lo que ha hecho Zorman.

Es una especie de trampa 22: aceptar el marco mental de la igualdad hará que te acusen de contradictoria, pero tratar de aclarar que dichas contradicciones no son tales te retratará (a sus ojos) como una odia-hombres, con lo cual perderás el debate de todas formas. Esta dinámica queda agravada por el hecho de que la gente que enarbola estas objeciones al feminismo no suele ir de buena fe. O, en otras palabras, son unos trolls que van a aprovechar cualquier hueco para tratar de ganar la discusión. El problema está cuando estos trolls generan material cultural (por ejemplo, Dalas) o convencen a alguien de que lo genere (volvemos al vídeo de Zorman): todos esos tópicos van calando en el discurso público y haciendo daño.

Voy a cerrar aquí. Como dije, este texto carece de conclusión: no es mi función dirigir el debate ni guiar a nadie. Pero creo que esta apropiación del feminismo que se ha llevado a cabo desde el poder es muy peligrosa. No sé qué se puede hacer contra ella, pero, la verdad, espero que a alguien se le ocurra.









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17 comentarios:

  1. Cuando un contenido que has creado y publicado es alabado por una neonazi de HSM, quizás deberías preguntarte qué has hecho mal.

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    1. Hostia, de eso no me había enterado. Pero no me extraña nada xD

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    2. Yo me quedé ojiplático cuando vi el tuit, y que estuviera "asesorado" por Experto en Aguarrás también tiene tela.

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  2. Hay una cosa curiosa... Entiendo por qué hay espacios no mixtos, por qué los hombres no podemos liderar una lucha que no es nuestra... pero hay momentos en que me viene a la mente la palabra «igualdad» y... en fin, como más de uno, puedo meter la pata. Supongo que es por lo que comentas, que nos acostumbran a que hay que luchar por la igualdad de hombres y mujeres y en cuanto ves que ese no es el objetivo del feminismo, sino una de las consecuencias de la liberación de la mujer, te cortocircuitas.

    Y también he aprendido que cuando salen temas como el de Zorman, es mejor escuchar a otra gente. Porque seré sincero (y estoy pecando de lo que voy a decir ahora mismo), muchas veces acabo cayendo en el discurso egocéntrico, el llevarlo a mi terreno, y eso hace más mal que bien (si es que hace algún bien, que lo dudo). Y me lo veía venir con Zorman... y ya digo, es lo que está pasando ahora en este comentario.

    Acabas aprendiendo a golpes que hay cosas que mejor callarse para escuchar a gente que sabe más que tú. O, si lo sueltas y resulta que la estás cagando, en vez de enrocarte analizar lo que has dicho, lo que te dicen y saber enmendarse. Es triste que alguien la pifie, se le diga, admita su error, se proponga enmendarse y dicha actitud se reciba con sorpresa de tan rara que es.

    Todo esto sigue siendo desaprender lo aprendido y ponerse a aprender cosas nuevas. Nos queda muchísimo aún por hacer, y siempre viene esa decepción de que cuando crees que estás avanzando, tienes que deshacer buena parte del camino porque te estás equivocando. Muchos no tendrán la paciencia para hacerlo, y ahí, me temo, hay muchísimo por hacer: es un cambio en nuestra educación, en nuestra forma de ser, en nuestro aprendizaje, y deshacer pensamientos tan arriesgados va a costar. Nadie dijo que sería fácil, claro.

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    1. Al final esto va, entre otras cosas, de tener humildad y empatía. Y cuesta desarrollarlas, porque a los tíos no se nos explica cómo ser humildes ni empáticos.

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  3. Me ha gustado mucho lo que has escrito y te animo a desarrollar otro texto con tus opiniones y conclusiones.
    Creo que el texto es muy claro al diferenciar el término IGUALDAD como valor universal mandado a la sociedad por los gobiernos (cosa positiva) y el objetivo del movimiento feminista (FEMINISMO) de liberación de la mujer. Pero creo que, en realidad, quienes más mezclan y desvirtúan ambos términos son los mismos que al final, utilizan todo esto para aterrorizarse de la (fatídica, para ellxs) pérdida de "privilegios" en una sociedad futura.
    Todo este debate actual, todo este replanteamiento de roles, responsabilidades y posiciones que se han planteado tiende, en algunas cabezas, a hacer saltar el botón del pánico donde predomina la opinión de que TODO DEBE SER COMO SIEMPRE HA SIDO, PUESTO QUE SIEMPRE HA FUNCIONADO, PARA QUÉ VAMOS A CAMBIARLO?
    Es decir, la mujer ha tenido un rol más pasivo, mas sujeto al cuidado de los demás tanto niños como ancianos y semejantes o al aprovisionamiento y gerencia de los recursos de la familia, donde el conocimiento extra es un atractivo para mantener el interés por parte del hombre cuando no está relacionándose con otros hombres como él, etc, etc, etc.
    ¿Mujeres conduciendo tractores o camiones? ERROR 404 NOT FOUND.
    En resumen, creo que el mayor fallo, en general de la humanidad, es que no terminamos de saber manejar y enseñar a manejar nuestro sentido de EMPATIA por el prójimo, sea de género que sea, sino que lo vamos administrando dependiendo de la cercania, simpatia o el mero hecho de que es chico o chica como nosotros.

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    1. No voy a escribir ese segundo texto porque podría interpretarse demasiado fácilmente como un "ven, mujer, que te voy a enseñar a hacer el feminismo", y nada más lejos de mi intención ;)

      Con lo de la empatía, por supuesto, muy de acuerdo.

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  4. Una reflexión muy interesante, gracias por compartirla.

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  5. Dejo esto aqui, porque me gustaria que el mundo entero o leyera:

    http://traductorasparaaboliciondelaprostitucion.weebly.com/blog/el-putero

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  6. Creo que a los mal entendidos con el movimiento feminista en cuanto a enfocarse al hombre o no, contribuye en parte la RAE.

    feminismo

    Del fr. féminisme, y este del lat. femĭna 'mujer' e -isme '-ismo'.

    1. m. Ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres.

    2. m. Movimiento que se apoya en el feminismo.

    http://dle.rae.es/?id=HjuyHQ5

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    1. La RAE está bien para definir palabras normales, de lo que podríamos llamar "lenguaje natural", pero en cuanto nos vamos al lenguaje técnico de cualquier disciplina es malísima :/

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    2. Lo peor de esto es que la RAE no se limita a ser descriptiva. Sino que es normativa y se la considera la referencia del castellano.

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    3. Yo me quedo con lo que dicen desde la RAE cada vez que les reprochan una cagada: que ellos son descriptivos. Pues si su diccionario es descriptivo no se puede usar para establecer normas, y cualquier corrección basada en el mismo es poco válida. Punto.

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  7. Lo que me acabo de encontrar en el DRAE:
    honor
    Del lat. honor, -ōris.
    3. m. Honestidad y recato en las mujeres, y buena opinión granjeada con estas virtudes.

    Por cierto, no creo que tenga importancia, pero soy la del primer comentario en la entrada sobre el minuto de silencio por Rita Barberá.

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    1. Ah, definiciones viejunas de la RAE, qué haríamos sin ellas.

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